El diseño como un caballo de Troya. El caso Be Girl

¿Te imaginas faltar a clase una semana cada mes? Si sumamos todas las semanas significa perder casi una cuarta parte del año escolar. Una locura, pensarás. 

Sin embargo, durante su estancia en Uganda, la diseñadora Diana Sierra descubrió que esta situación es muy común entre las niñas en África. ¿El motivo? Cada vez que les baja el periodo se ausentan de las aulas tan solo por el hecho de no tener acceso a productos sanitarios con los que protegerse. 

Niñas prisioneras de su propio cuerpo

La situación de Uganda no es única y se repite en muchos puntos del planeta. La naturaleza del cuerpo de una niña es la causa de su aislamiento y, en determinados países, marca el inicio de una desigualdad sistémica de género. Un problema que nace en las aulas, a edad muy temprana, y acaba por convertirse en una bola que crece y crece. 

Al faltar a clase, las niñas no rinden lo suficiente. Entonces, los padres deciden sacarlas de la escuela y ponerlas a trabajar, ya que la educación supone un importante esfuerzo económico. Las niñas son prisioneras en su propio cuerpo. 

La menstruación se convierte en una barrera insalvable a la educación y por consiguiente hacia un futuro más equitativo. Una situación terrible e inconcebible a nuestros ojos. Un problema que para Diana Sierra requería una solución. 

Solo el 10% de la población tiene acceso a compresas y productos de higiene femenina en África

Un problema. Una solución: BE GIRL

Tras conocer el problema, algo en el cerebro de Diana hizo clic. Pensó: «Tengo que hacer algo”. Cogió una sombrilla, una mosquitera y empezó a diseñar un prototipo de compresas reutilizables. 

De vuelta a Estados Unidos, Diana presentó su proyecto en la universidad de Columbia, en Nueva York, que decidió apoyar su iniciativa. Y mientras compaginaba sus estudios de máster con el trabajo como diseñadora para marcas como Nike o Panasonic, desarrolló más prototipos. 

Esa pequeña idea acabó por transformarse en Be Girl. Una marca social que actualmente distribuye productos sanitarios: braguitas menstruales, la copa menstrual y compresas lavables y reutilizables para 35 países. 

Mucho más que un producto, un concepto

Más allá del producto en sí, Be Girl es un concepto. Una idea de participación con la comunidad femenina global, un impulso para promover el cambio hacia la igualdad mediante la sororidad. 

Por ejemplo, a través de un sistema de mecenazgo, Be Girl ofrece la posibilidad de donar una braguita o un producto a otra persona que lo necesite. 

«Una cosa es el objeto: braguitas para la protección menstrual, pero lo importante no es el objeto, sino el hecho de permitir que una niña no se sienta limitada por su cuerpo», explica Diana Arias. 

«Todas las niñas tienen derecho a estar orgullosas todos los días del mes»

Naturalizar la menstruación, sin tabúes

Al trabajar codo con codo con las niñas, Diana descubrió que el problema tenía además otro trasfondo más cultural, diferente al acceso a suministros sanitarios convencionales. En muchas poblaciones rurales de África, Sudamérica o India, la regla es un tabú muy presente.

Incluso en las sociedades más desarrolladas hablar de la menstruación es un prejuicio que muchas veces se esconde o se transforma en eufemismos. ‘Estoy en esos días’, ‘Hoy soy mujer’, ‘estoy indispuesta’… También, en Latinoamérica, se transforma en denominaciones de lo más creativas: ‘vino Andrés’, ‘Juana la colorada’, ‘me cantó el gallo’. 

Tener la regla es algo esencial intrínseco a la naturaleza de la mujer, ¿por qué avergonzarse u ocultarlo? ¿Acaso eres ‘más mujer’ los días en los que estás menstruando? 

En Sudamérica, la primera regla de una niña llega con un cúmulo de restricciones. «No puedes montar en bici, no puedes saltar… y por supuesto, no puedes ir con señoritos». Tal y como experimentó la propia Diana.
Los falsos mitos en torno a la regla pesan mucho en la desigualdad, también en el vocabulario. Esa discriminación crece en los entornos y culturas donde abunda la desinformación. Las mujeres son degradadas y pasan a ser situadas en una posición de inferioridad de condiciones respecto a sus compañeros. 

El diseño como un caballo de Troya

Para acabar con estas situaciones, Be Girl trabaja también un proyecto educativo para ayudar a miles de niñas a entender, apropiarse y a querer su menstruación. 

  • Entender: Porque cuando una niña está informada sobre el funcionamiento de su ciclo, también está protegida y le es más fácil llevar un control. 
  • Apropiar: Porque una niña que se apropia de su cuerpo tiene libertad de movilidad y, por tanto, acceso a nuevas oportunidades.
  • Querer: Porque cuando una niña se ama a sí misma, se siente segura y tiene la confianza de que su cuerpo es invencible. 

«Me gusta pensar en mi trabajo como un caballo de Troya. He diseñado un artilugio para alcanzar un fin muy diferente al que se ve por fuera», comenta Diana.  

Así, la marca desarrolla talleres y charlas para niñas y niños sobre el ciclo menstrual en 35 países. Como las actividades llevadas a cabo en Kenia, Ghana y Mozambique.  

¿Y si los hombres menstrúan?

Sí, también niños y jóvenes. A través de un concurso, Diana les ha preguntado: ​​¿Y si los hombres menstrúan? Porque romper con los tabúes y el estigma social de la menstruación pasa por la educación de todas y todos. E inevitablemente, esto requiere implicar a la población masculina en una amplia reflexión. 

Por ejemplo, el Smart Cycle es uno de los productos desarrollados con este afán. Consiste en un collar diseñado para entender mejor cómo funciona el ciclo menstrual. A modo de calendario manual, las mujeres y niñas pueden contar los días de su ciclo y también sirve como una herramienta para informar acerca de la salud sexual. 

«Todas las niñas tienen derecho a estar orgullosas todos los días del mes», dice Diana Sierra. «Y todas las personas con nuestra educación, con nuestro bagaje y nuestra experiencia profesional podemos ayudar a que otras personas tengan acceso a otras posibilidades». 

Be Girl es un gran ejemplo de marca de diseño social que colabora en erradicar la desigualdad de género, una problemática con muchas aristas. En definitiva, de eso se trata. Cuantas más personas aportemos con nuestra experiencia y nuestras ideas, más fácil será allanar el camino a la equidad. 

María Ángeles Domínguez